A la hora de formalizar los primeros conceptos, la inspiración provino de la arquitectura mediterránea, donde el patio es el corazón de la casa, desde donde proporciona luz, orden e incluso agua pluvial. Sin embargo, la estrategia de desdibujar los límites entre exterior e interior sugirió la introducción de conceptos propios de la arquitectura japonesa.
Por eso se optó por conectar la tradición con la contemporaneidad, combinando materiales de proximidad, como son la cerámica y la madera.
Como reto principal, se apostó por la entrada de luz natural y la voluntad de trasladarla al centro de la casa.